COMO AFECTAN LOS NERVIOS A LA MENSTRUACIÓN.

Siempre se ha dicho que los nervios, la ansiedad, el estrés, pueden afectar al ciclo menstrual. De hecho, no es raro verse atrapada en un amasijo de nervios antes y durante un retraso menstrual. Cuando sucede un retraso, y existe la posibilidad de un embarazo, las preocupaciones, las ansiedades y los miedos nos afectan y alteran el sistema nervioso. Tenemos que tener en cuenta que el sistema nervioso controla el sistema hormonal, y un estado alterado, por fuerza afectará de forma negativa el ciclo hormonal el cual dirige el ciclo menstrual.
Entonces ¿Pueden los nervios retrasar el periodo?
La respuesta es clara: SÍ.
¿Cómo lo hacen?
De forma resumida podríamos decir que la unión entre el sistema nervioso y el sistema endocrino se produce mayormente en el hipotálamo. Esta glándula recibe a través del sistema nervioso la información del cuerpo, y trata de buscar la armonía y control sobre las demás glándulas.
Centrándonos en el tema menstrual, hay que señalar que mediante la segregación de la hormona gonadotrofina (GnRH, LHRH o LHRF) desde la hipotálamo. Actúa sobre la hipófisis o glándula pituitaria, estimulando la producción y la liberación de la hormona luteinizante (LH) y la hormona foliculoestimulante (FSH). El balance de estas hormonas coordina el ciclo menstrual femenino y la producción de estrógenos y progesterona producido por los óvulos.
¿Cómo sé que son los nervios y el estrés los que hacen que se retrase el periodo?
Esta respuesta es más difícil de contestar porque no todas las mujeres responden de igual manera a los estados nerviosos. No obstante, siempre podemos ver algunos síntomas que nos indican que nuestros nervios están dañando nuestra salud. Si cumples alguno o varios de estos síntomas probablemente te convendría reducir tu nivel de estrés a unos niveles más normales… y eso a veces no es fácil. Veamos algunos síntomas.
- Diarrea o estreñimiento.
- Mala memoria.
- Dolores y achaques frecuentes.
- Dolores de cabeza.
- Falta de energía o concentración.
- Problemas sexuales.
- Cuello o mandíbula rígidos.
- Cansancio.
- Problemas para dormir o dormir demasiado.
- Malestar de estómago.
- Mala digestión.
- Uso de alcohol o drogas para relajarse.
- Pérdida o aumento de peso.
Muchas veces, la relajación hace maravillas, el cuerpo se recupera de forma rápida. Hacer actividades que nos agraden, que nos gusten y olvidar los problemas son una buena forma de relajarse. Hacer relajaciones guiadas, comer de forma saludable, yoga, ejercicio de baja intensidad, tomar infusiones o tisanas calientes y relajantes, contar a alguien los problemas o tomarse unas vacaciones; nos ayudan a relajar nuestro cuerpo.